Por Yurief Nieves.
Estamos encerrados. Léase esto como una frase que nos perturba y sorprende y que describe a una sociedad que, aparentemente, ha vivido en “libertad”. Esto sin demeritar a todas la personas que realmente están encerradas: en un laberinto, en una discapacidad o en prisión. Pero lo estamos, algunas personas estamos solas y despertamos todos los días y nos cuesta preparar el café, el desayuno y los motores para un día más de espera y pesadumbre. ¿Y cómo se supone que amaríamos en el encierro? Hay quien vive el encierro acompañado, pero la soledad no se mide en el número de personas que están o no a tu alrededor, la soledad es un estado existencial. ¿No es el amor un verbo vital en nuestra lengua? Si la naturaleza es sabia, ¿no es absurdo privarnos de tan humano y básico sentimiento?
Amar es algo que no podemos explicar y sin embargo es lo primero que aprendemos a hacer. Amamos desde que nacemos y es importante reconocer ese sentimiento primario. Al iniciarse la videollamada y ver a esa persona que amas en la pantalla (tu crush, tu hermana, tu hijo, tu prima, tu mamá, tu amigo, etc.) se llena el tanque de los medidores del amor, es cierto, pero al colgar seguimos siendo esos leones enjaulados.
Caminamos de un extremo al otro de la jaula alimentando la frustración de no ser amados, ni correspondidos, ni extrañados, ni necesitados; encerrados en el encierro mismo que implica la antesala del olvido. Entonces viene aquí uno de los aprendizajes más potentes que he tenido en cuarentena: amar no es recíproco, amar es personal. Si en el mejor de los casos alguien te ama por igual, bienvenido, pero ese no es el fin de amar.
Incluso creo que amar no sólo tiene que ver con el amor romántico y carnal, aprendes a amar a tu cafetera, a la música que escuchas, a tu lado favorito de la cama y todas esas compañías materiales que coexisten en tu encierro. Y no solo eso, aprendes a amarte a ti por encima de todas las cosas. Esto implica un cambio de chip, una revelación en tu propio entendimiento del amor, porque es el aislamiento un buen maestro para enseñarte que sólo te tienes a ti y a lo que produces.
En el sentido más curricular de la palabra “producir”, sufrí el re enamoramiento más seductor con mi profesión. Me vi encerrado en el acto de supervivencia más firme de la humanidad: el oficio. Si no has descubierto cuál es tu verdadero oficio, es normal, yo tengo una técnica infalible: tu verdadero oficio es aquél que no te cuesta empezar, que no forma parte de la pesadumbre Godín y rutinaria de una oficina, aquél que cuando te pones frente a tu computadora, tu piano, tu máquina de coser, tu página en blanco, tu lienzo, tu caja de herramientas, tu horno; y te pones a trabajar en lo que amas, te hace perder peso. De pronto te aligeras y flotas y sientes que el tiempo no existe, la ansiedad desaparece, produces y te amas produciendo, te olvidas del virus y afuera y adentro todo se silencia. Descubrir tu verdadero flujo de trabajo y auto admirarte por ello debería ser uno de los principales derechos humanos y de auto cuidado, porque mientras trabajamos podemos apagar la gran pregunta: ¿Qué hacemos aquí?, podemos hacer tiempo en lo que el mundo nos responde. Ese momento de aprender que estás tú solo aquí con el mejor equipo de trabajo que tienes que es tu conocimiento y eso es vital y digno de amar.
La validación propia y el reconocimiento del yo profesional, debería ser el arma más filosa para luchar contra la soledad, contra toda esa angustia que genera el aislamiento de la vida real. Ama lo que produces, ya sea un café, un dibujo en una servilleta, una rutina de ejercicio o un texto; así como también debes amar el amor que produces por esas cosas que haces y esa es la manera más hábil de quitarte el grillete de una cuarentena, de un laberinto, de una discapacidad o de una prisión. Yo me amo y admiro como el profesional que soy (aún así me tomo mis cursos en Doméstika) y eso demuestra que es posible amar en cuarentena, amar cada mensaje que mandas o cada comentario que publicas, amar a tu licuadora tanto como amas que tu hijo se recargue en tu regazo mientras le lees un cuento. Amar como amas. No importa si ella no responde y una pesadilla la despertó lejos de ti. Ama lo que la amaste, porque el amor que produces es lo único que te hará salir de todos los encierros.
Imagen de Yurief Nieves.
Yurief Nieves. Músico, compositor, productor musical e ilustrador de media noche.
Yuri colaboró con Teatro Entre 2 en "Agoralia, la muy sucinta y brevísima historia de la democracia" como compositor, director musical y actor músico.
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